Pues nosotros también estábamos deseando ir a la Hostería de Castañeda para aprender a hacer unas recetas cántabras. Aunque si somos sinceros lo que teníamos realmente ganas era de comerlas porque nuestros compañeros más pequeños nos habían contado que estaban para chuparse los dedos.
Después de terminar el duro trabajo nos invitaron a un chocolate con picatostes y tarta de almendras. Algunos incluso repitieron dos y tres veces. Lo pasamos genial. A ver si hay suerte y el año que viene nos vuelven a invitar.
¡GRACIAS A CHILI Y A LA HOSTERÍA DE CASTAÑEDA!